jueves, 3 de junio de 2010
La Jungla (empieza a leer con la voz de la rola)
martes, 30 de marzo de 2010
Ni una vez más
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viernes, 12 de marzo de 2010
El Corrido del Panteón de la Lomita
Amanece en el panteón de la lomita
solo y triste con mis flores otra vez
el dolor aquí en mi alma nadie lo quita
frente a esa lápida en tu tumba lloraré.
Qué triste es ver tu tumba... tan vacía.
Ay, qué frío y solitario es tu sepulcro
sin tus huesos pudriéndose a mis pies
como quisiera en cada día de los difuntos
traerte flores como hice en vida alguna vez.
Sólo le pido a Dios
que me dé tiempo y licencia
para lanzar
el primer puño de tierra
sobre tu cuerpo
y el amor que yo te tuve
que me devuelva
el corazón que te rendí.
Ya es de noche en el panteón de la lomita
otra vez no pude verte perecer
el agujero que te aguarda en esta Tierra
lo cavó mi corazón con su dolor.
Sólo le pido a Dios
que me dé tiempo y licencia
para lanzar
el primer puño de tierra
sobre tu cuerpo
y el amor que yo te tuve
que me devuelva
el corazón que te rendí.
Ay qué triste es ver tu tumba... tan vacía.
Yo te espero hoy y siempre con mi pena
con el odio y el dolor que prometí.
martes, 9 de marzo de 2010
Seguir soñando

El tiempo se detiene entre aliento y aliento que brota de tu seno albino. Cada vez que exhalas mi miedo te acompaña y muero un poco más contigo. Se escapa un hálito de tu alma entre tus labios y se va desvaneciendo en el rocío. Si tan solo pudiera ver la luz de tus ojos iluminando mi destino. Si tan solo pudiera abrigarme con tu voz en este cruel camino. Pero el recuerdo del roce de tu piel es la fuerza que mi esperanza necesita.
Intento pensar un verso pero tu cuerpo es un poema que me roba las palabras y les arrebata el sentido. Me arrodillo a tus pies como guerrero derrotado. Te ofrezco mi herrumbrosa armadura y me entrego en sacrificio. Me has vencido.
Disculpa la torpeza de esta boca que dibuja y estas manos que imaginan,la inocencia de estos pies que no te alcanzan y esta voz que espera muda. En este oasis en mi mente mi mirada te cubre, mi corazón late lento para no perturbar la inocencia de tu sueño. Nunca sabrás que estuve aquí en tu alcoba mirando como abrazabas la ilusión de despertar y verme vivo. Pero sabrás que mi ilusión es verte real y tenerte al lado mío.
Aunque hoy sólo sea un sueño para ti, dentro de un sueño mío.

jueves, 25 de febrero de 2010
El Hada

Entre sueños lo vi una mañana por primera vez. Era muy temprano y llovía profusamente; el amanecer apenas pintaba gris el cielo entre las densas nubes. El sonido de la lluvia y las ramas agitadas por el viento creaban un arrullo natural. Él revoloteaba fuera de mi ventana golpeando contra el vidrio transparente como si hubiera perdido el sentido de orientación y buscara refugio de la tormenta. Cada golpe era como la tenue pulsación de una cuerda que variaba de tono dependiendo de la fuerza del impacto, sus alas trazaban en el aire brillantes líneas coloridas que hacían vibrar el aire llenándolo de una melodía llena de paz.
Era un ave o un hada o una sílfide. Un espíritu del viento, del agua. Un espíritu del tiempo detenido y atrapado en un resquicio entre mi sueño y mi vigilia.
Lo miré largamente, mas no con los ojos del rostro; fue como si lo viera con los oídos, o con mi mente. Fue en realidad como si lo viera con los ojos del alma. Sus ojos, esos grandes ojos negros y almendrados, se clavaron en los míos penetrando hasta tocar dentro de mí esa puerta del lugar donde mi mente corre a refugiarse a veces cuando teme.
Ahí me encontró agazapado entre densas cobijas que eran mi escudo, mi cama y refugio. Flotaba frente a mí y sus alas sonaban como una gran sección de violines manteniendo una nota constante, suave, serena. Emanaba un etéreo brillo verde que iluminaba ya toda la celda. Nunca antes noté que ese lugar fuera una celda: “Mi refugio es una celda” pensé, “mi propia prisión mental es el lugar donde me voy a guarecer”. Me extendió su mano con un gesto sereno, ésta también brillaba con una notable lentitud.
Tome su mano y me levanté, estaba desnudo. El puro y simple contacto me liberó de toda cualidad física. Mi cuerpo se liberó de su peso natural y de su forma. Fui flexible y elástico, era pura sustancia, un vapor denso que brillaba desde el centro. Me elevé y salí de ahí sin mirar atrás. Nuestras manos ya no se tocaban; sin embargo, mi sustancia se aferraba a las estelas de luz que aquel ser dejaba frente a mí.
Salimos juntos a la mañana nublada, seguía lloviendo intensamente. Las frías gotas me atravesaban y seguían su camino hacia la tierra que las llamaba. Eran mías por un instante y después las dejaba ir quedándome con una melancolía indescriptible. Fue como si mi cuerpo las fuera llorando conforme partían y en el desprendimiento empezara a extrañar las tristezas que ellas iban drenando. “¿A dónde van mis lágrimas?” me pregunté. Nunca lo sabré.
Volamos entre las nubes por un tiempo que sólo dejó de ser infinito cuando noté que ya no flotaba. Estaba sentado sobre una saliente de rocas pulidas a la orilla de un arroyo casi transparente que serpenteaba cadencioso por el bosque. El cielo todavía era gris y los bambúes a mi alrededor se agitaban con la voz del viento. Estaba solo, pero aquella música que escuché fuera de mi ventana aquella mañana resonaba en el aire frío y puro que invadía mi cuerpo.
domingo, 24 de enero de 2010
Memorias de la universidad
De pronto me encontré inmerso dentro de una grán nebulosa blanca y brillante donde no se distinguen formas ni sonidos, donde flotas ignorando si miras hacia arriba, hacia abajo, hacia el oriente o el occidente. Claro, todo esto dentro de mi personal espacio mental.
Es muy curioso como puedes verte desde el fondo de la mente parpadeando en un tiempo suspendido tratando de discernir si estás a punto de desmayarte o es tanta la introspección que has dejado de respirar por una instante interminable. El cuerpo, mi cuerpo, este cuerpo inmenso y diminuto que aún se mueve y se expande junto a todos los cuerpos celestiales con la inercia de la gran explosión, este cuerpo mío y prestado se desvanece ante el embate furioso de sus palabras y sus propias dudas; este cuerpo evolucionado casi a la perfección no logra resistir el calor calcinante de sus intrigas. ¿Voy a morir?